... de memoria lo cuento VI

TRASCRIPCIONES DE LAS CONVERSACIONES CON
CARMEN SÁNCHEZ CARREÑO,
HIJA DE JOSÉ SÁNCHEZ CASTILLO.
GRABADAS DURANTE EL OTOÑO DEL 2008 POR SU HIJO
MANUEL MIGUEL MATEO SÁNCHEZ.


Advertencia a los lectores:
Estos son, ni más ni menos, que los recuerdos de una niña de nueve años contados por ella misma setenta y dos años después, es pues un relato en el que la memoria juega un papel importante, la niñez y la vejez son los momentos en los que nuestra memoria es más frágil, pero como alguien, acertadamente dijo: “La memoria es el corazón del hombre”.




Pregunta - Ya que hemos hablado de los bombardeos... porque lo del abuelo también coincidió... porque el abuelo estaba detenido…
Respuesta - Fue de los primero días… cuando bombardeaban y eso…
P- Hicieron un bando que decían que por cada…
R- Los ponían en fila y decían: “¿Cuántas bombas cayeron ayer?... pues… tantos, desde aquí hasta allí.
P- Y le tocó a él.
R- … y le tocó a él, porque él estaba ya para salir.
P- Bueno ¿Cuánto tiempo más estuvisteis en Pinos Puente desde la muerte del abuelo?
R- Muy poco tiempo, muy poco.
P- ¿Hasta Navidad?
R- Muy poco tiempo, porque allí nosotros… ya el dinero se fue terminando, ya no había sueldo, el poco dinero que había en la casa se fue terminando, allí no había dónde trabajar ¿Dónde trabajabas en un pueblo?... y fue mi hermano y alquiló la casa de la Calle Elvira, y en un carro, que es cómo se hacían las mudanzas, en un carro nos trajeron los muebles… en un carro con burros, con bueyes o con lo que fuera… y nos vinimos a la Calle Elvira.
P- ¿Cuándo fue eso?
R- Pues… al año siguiente de la guerra, en el 37 o por ahí…
P- Un año… entonces pasó más tiempo…En agosto del 36 murió el abuelo...
R- Y nos vendríamos en el 37… a los pocos meses.
P- ¿A principios del 37? ¿La Navidad la pasasteis en Pinos Puente?
R- … yo no me acuerdo de la Navidad.
P- … pero ¿Tuvo que ser una Navidad muy dura?
R- ¡Hombre! ¡Imagínate! Pero para mi la Navidad no fue… fueron los Reyes.
P- ¿Por qué los Reyes?
R- Porque no me echaron nada… Yo decía: ¿Por qué a mí no me han echado los Reyes nada? ¿Por qué no me han echado nada? Y a la fulanica le han echado… y a la menganica le han echado… Porque a mí los Reyes eran muy esplendidos, a mí los últimos Reyes que me echaron fueron los Pipo y Pipa.
P- ¿Eso fue para Reyes?
R- Esos fueron los últimos reyes que me echaron.
P- ¿Todos los cuentos enteros?
R- Todos.
P- ¿Pero entonces, tú creías en los Reyes todavía?
R- ¡Bueno! ¡Las panzás de llorar que me daba yo porque no me habían traído nada los Reyes!
P- ¿Qué te decía la abuela?
R- Decía: “Pues eso, es que no se han dado cuenta, están las cosas muy malas y los tiempos muy revueltos, y todo muy malo, y no se han dado cuenta, hija”
P- ¿Y no te cayó nada, nada?
R- Nada, nada, nada.
P- Pero… ¿Por qué la abuela no quiso? ¿Por el luto?
R- Pues no lo sé.
P- Porque… ¿La abuela se pondría de luto?
R- ¡Bueno! Con un manto en la cabeza que le llegaba hasta el filo de los pies.
P- ¿Y a vosotros también os puso luto?
R- A mí me pusieron mis calcetines, mis zapatos, mis lazos en las trenzas… y vestida de negro hasta los dieciocho años… desde los nueve.
P- ¿Pero luto entero?
R- Entero
P- Mamá ¿Y eso lo hacía todo el mundo?
R- Todo el mundo, y los hombres un brazalete negro en el brazo.
P- De eso si me acuerdo ¿Entonces esa Navidad tuvo que ser…? Tu hermano no estaba, que se había ido…
R- El otro lo había cogido de soldado…
P- La abuela de luto, las tres de luto… pero tú de lo que te acuerdas es de los Reyes…
R- Si, de los Reyes.
P- ¿Había cabalgata en el pueblo?
R- No, no.
P- ¿Y te llevaba el abuelo a la de Graná? ¿Te acuerdas de haberla visto?
R- Si, si.
P- Pues, la cabalgata de Reyes del Centro Artístico, que era quién la organizaba, era la cabalgata más antigua de España.
R- No me acuerdo bien, no me acuerdo… bien, yo lo único es que todos los años los Reyes me traían bastantes cosas, bastantes, a mis hermanos les echaban duros del tío sentao.
P- ¿Eso que era?
R- Monedas, monedas que tengo yo ahí guardadas, duros del tío sentao, dinero, le colgaba mi padre en el varal de la cama, le colgaba un cartuchillo de esos… porque entonces no había bolsas, eran cartuchillos de los de las comidas, y les colgaba un cartuchillo, y a mi hermano Pepe que no fumaba no le echaba tabaco, pero a mi hermano Antonio si le echaba, y mi madre ¡formaba unas peloteras!, decía: “¡Venga! ¡Tabaco! ¡Como tú!
P- El abuelo fumaba ¿Cigarro o pipa?
R- Cigarro, cigarro… fumaba mucho.
P- Bueno… no nos acordamos exactamente cuando os fuisteis a Graná, pero ¿Había entrado el verano? Es que así nos vamos acordando, porque si te acuerdas si era verano, invierno, era Navidad…pues acotamos.
R- No me acuerdo, no, pero yo se que hacía pocos meses… y entonces ya nos vinimos a Graná, y que en la fábrica de Armilla de Carbonell, que había una…
P- ¿Había otra fábrica de la misma empresa?
R- Si, y el hombre que estaba allí encargado de aquello, el administrador o lo que fuera, pues… nos mandó llamar, y a mi hermana le facilitaba jabón, porque ahí lo que vendían era jabón…
P- ¿Y por qué os mandó llamar? ¿Sería porque le tenían aprecio al abuelo? ¿Porque si no, no os hubieran buscado? Porque ¿Os buscaron ellos a vosotros?
R- Nos buscaron a nosotros, y le facilitaban a la tita jabón, y lo vendía la tita por las casas… para que se buscara la vida.
P- ¿Estraperlo? ¿No?
R- Estraperlo.
P- Bueno, pues si alguien de ese nivel, que está al mando de una fábrica… se arriesga… es porque apreciaban al abuelo…
R- Íbamos por las casas, yo los sábados, los domingos y eso… cuando no tenía colegio, pues iba con la tita.
P- ¿Tú seguiste yendo al colegio?
R- En Graná si, estuve un año.
P- ¿A que colegio ibas?
R- Al de las Tablas, al lado de La Normal, al colegio ese que hay ahí, yo salía por la Calle Elvira…
P- ¿Era un colegio de monjas?
R- No, un colegio, un colegio, pero que yo allí si tuve que decir que mi padre había muerto de pulmonía, porque mi madre no quiso llevarme, yo no quería dejar de ir al colegio, pero mi madre no quería ir a apuntarme, y mi hermana decía: “¡A mí me da vergüenza!” Porque mi hermana siempre decía eso, y yo si quería ir al colegio, yo no quería estar allí todo el día, yo quería ir al colegio, y dijo mi madre: “Mira, ve si quieres a ver si te admiten”… y fui.
P- ¿Sola?
R- Yo sola.
P- ¿Con once años o así?
R- No, diez años tendría, diez años… y fui, y hablé con Dª. Carmen, que era la profesora, dice: “¿Tú que querías? Digo yo: Pues que quiero ir al colegio, y dice: ¿Por qué no has venido antes? Es que yo vivía en Pinos Puente y ahora nos hemos venido aquí a Graná, que vivo en la Calle Elvira y es el colegio que me pilla más cerca. ¿Tú quieres venir? Pues ahora mismo te apunto.”
Me pidió señas, nombre de padre… de madre… yo le dije: “Padre no tengo, es que ha muerto de pulmonía” y dijo: “Vale, vale, vale” y me apuntó. Y yo iba a mi colegio, ahora… que llegábamos al colegio y lo primero que teníamos que hacer era poner la mano en alto y cantar el cara al sol, eso era por la mañana…
P- ¿Y estuviste ese año?
R- Sólo ese año en el colegio, y ya entonces mi hermano habló con… como estaba mi hermano de soldado y estaba en Mayoría, en el Gobierno Militar que hay subiendo por la Plaza de la Merced ¿No hay ahí un cuartel?... El cuartel de la Merced, pues ahí estaba mi hermano en las oficinas, de soldado… cómo lo cogieron de soldado… y entonces estaba con él un sastre, Amador, que tenía la sastrería en la Gran Vía, en el número diecinueve, pero estaba recogido de segundas de soldado, era de la edad del tito y estaba con él, y hablando, hablando, dice: “Pues ya ves tú, que mi hermana , que no quiere estudiar, que yo la quiero preparar, y la quiero preparar yo, y me forma unas peloteras y unas llanteras... porque no quiere estudiar... ¡Que eso no es así!”
Porque es que mi hermano era muy severo, y yo empezaba a llorar, el me estaba preparando para que hiciera Ingreso por libre ¡Que yo en mi vida las había visto más gordas! y decía: “Que mi hermana no quiere estudiar y nosotros queremos que la niña estudie, porque la niña sirve para estudiar, que nos lo han dicho, que la niña sirve... ¡Pero que no quiere estudiar! Que me pongo con ella y que no quiere” Y entonces Amador le dijo: “Pues métela conmigo en el taller ¿Le gusta la costura? Pues métela de aprendiza en mi taller”... Y me metieron de aprendiza.
P- ¿Que edad tenías tú?
R- Diez años.
P- De aprendiz con diez años, tu de aprendiza ¿Y mientras tanto la tita vendiendo el jabón? ¿Y la abuela que hacía?
R- La abuela en la casa cuidando de todos nosotros. Y entonces yo cogí y me iba también con la tita a vender el jabón, la tita cómo siempre decía que le daba vergüenza, la tita se quedaba con el cesto del jabón, que pesaba cómo... un canasto de esos de mimbre de asas, ella lo cogía de un lado y yo de otro, y ya vez... yo iba con diez años, con aquel canasto que pesaba 20 o 30 kilos...
P- ¿Que edad tenía la tita?
R- Pues catorce años más que yo.
P- Veinticuatro años, la tita ya era más mayor...
R- Ella con su pañuelico negro de luto, y yo con mis trenzitas, por lo visto yo tenía la cara muy triste... porque yo llamaba a la puerta: “¿Mire usted, quiere usted jabón? y decían las mujeres: “¿Pero tan chica y ya estás tú vendiendo jabón?” y yo decía: “Está mi hermana abajo, es que me está esperando... es que a mi hermana le da vergüenza”, yo tan tonta y me decían: “Anda venga, dame dos barras ¿Cuando vas a venir otro día? pues ven la semana que viene, que no dejes de venir, que no vamos a comprarlo en ningún sitio, que te lo vamos a comprar a ti siempre”. Íbamos por el Barrio Fígares... por toda esa parte ¡Veníamos desde Armilla! con el cesto de jabón... andando.
P- ¿Desde Armilla andando?
R- Andando desde Armilla, porque decía la tita que cómo nos íbamos a gastar dinero en el tranvía.
P- Desde la fábrica de Armilla, claro... con el aceite y con sosa hacían jabón.
R- Y veníamos con el cesto de jabón desde Armilla
P- ¿Entonces los ingresos que teníais eran los del jabón y los de tu hermano?
R- Y de mi hermano, que por la mañana estaba en Mayoría trabajando... en los soldados, y por la tarde en su trabajo de la fábrica, pero claro, ya mi hermano cuando ya terminó la guerra, al año o así dijo que se casaba, porque se iban a casar antes de la guerra, pero cómo ya pasó todo aquello pues esperaron, por eso se casaron ya más mayores, se casaron ya la tita Chon y mi hermano se casaron ya más mayores... por eso... por la guerra, porque lo cogieron otra vez de soldado, y entonces pues, pues de eso vivíamos, luego también como teníamos más habitaciones cuando ya se casó mi hermano, pues nos sobraba una habitación en la Calle Elvira, entonces también la alquilaba mi madre a personas, teníamos un músico de la banda municipal y otro de la banda... militar, le lavaba mi madre la ropa, se la planchaba y dormían... comer no, y le daban un dinero todos los meses, y era un dinero que entraba, y luego mi hermano, el padre de los primos, pues puso una fábrica de bolas.
P- ¿De bolas?
R- De bolas, de bolas de carbón, para las hornillas, que entonces se guisaba con bolas.
P- ¿Y cómo hacía las bolas esas?
R- Metió hombres y alquiló una nave, y era una fábrica de hacer bolas, y entonces para que mi madre sacara también algún dinero, pues en el sótano de la casa en la que vivíamos en la Calle Elvira, que había sótanos, pues alquiló un trozo de sótano y ahí le traía a mi madre las bolas, se las ponía a precio de costo y mi madre las vendía al precio que se vendían las bolas y también se ganaba algún dinero... y así sobrevivimos.
P- ¿Y durante ese tiempo teníais algún contacto con alguien de Pinos Puente?
R- Ya con nadie, con nadie.
P- Cortasteis ¿Ni con ningunas vecinas... amigos?
R- Con nadie, con nadie.
P- ¿Y ellos con vosotros?
R- Tampoco... fue cortar radicalmente.
P- Pero, por ejemplo, esa persona de la que has hablado que colocó a tu hermano en la fábrica de Armilla, ese hombre si se ofreció...
R- Pero no era de Pinos Puente... la gente no se atrevía, ni a entrar a dar el pésame, no se atrevían, tenían que ser muy íntimos, muy íntimos para que entraran a la casa a dar el pésame, allí no entraba nadie, dónde había pasado una cosa de esas, estaban cómo... cómo si hubieran tenido la peste, ahí no acudía nadie, ¡pero ni los amigos, ni nadie!
P- ¿Ni siquiera con la familia de Tentor?
R- Con nadie, con nadie, nadie... ni nosotros con ellos, ni ellos con nosotros, es cómo... cómo si estuvieras apestado... en el mismo colegio te hacían de lado, las mismas niñas.
P- Pero el año que tú estuviste... cómo no sabían nada... cómo dijiste que había muerto de pulmonía.
R- Pero eso fue aquí en Graná... porque el tiempo que estuve en el colegio en Pinos Puente... decían: “Esa es hija de un rojo”.
P- ¿Eso lo escuchabas tú?
R- ¡Claro que lo escuchabas!... por eso nos vinimos, porque... tampoco allí no teníamos raíces ningunas, allí había nacido pues... mi hermana, había nacido yo, mi hermano Antonio, pero raíces, raíces no teníamos, porque no teníamos familia, fíjate tú que sin embargo, a mí me tira más Dílar que Pinos Puente, porque aquellas si son mis raíces, que allí nació mi padre, pero que si, que te daban de lado, amigos íntimos, íntimos de mi padre, íntimos, íntimos, no entraron por la casa a dar el pésame.
P- ¿Por miedo?
R- Por miedo, por miedo... por miedo.
P- Y de allí, de Dílar ¿Hablasteis con alguien? Porque allí el abuelo también sería una persona querida ¿O el abuelo ya en Dílar no tenía gente?
R- No, la familia si, la Ana y todas estas si, porque cómo el hermano de mi padre, el padre de mi prima, se casó y antes del año se murió de tisis... tísico, pues mi padre le alquiló una casa allí en Dílar y allí lo tenía él a su hermano, iba mi madre con mis hermanos todas las semanas, le limpiaban la casa, le lavaban la ropa y le llevaba comida: huevos, pollos para que les mataran pollos, unas inyecciones que les llamaban las inyecciones de oro.
P- ¿Y eso?
R- Para los tísicos...
P- ¿Por lo caras que eran?
R- Creo que porque eran carísimas, les decían las inyecciones de oro... pero al pobretico no le sirvieron de nada, de nada... pero era el único hermano que tenía... y cómo la mujer lo dejó... su mujer estaba embarazada y no se quería acercar a él, por si se le contagiaba... y la niña murió después de morir él, a los meses de morir él.
P- O sea, que nació la niña y al poco murió ¿De lo mismo?
R- No, que él murió sin conocer a la niña... que es esta prima mía que está en todas las fotos, y esa niña, pues entonces cuando esta mujer se volvió a casar con un viudo... que tenía siete hijos en Torreperojil.
P- ¿Eso es Jaén?
R- Si, y tenía siete hijos y luego tuvo con ellas seis, y a mi prima pues entonces le dijo mi padre, se lo dijo a ella: “Pepa ¿a ti te importa si yo me llevo a la niña cómo si fuera mi niña, que para eso soy su padrino, soy el padrino de boda vuestro y el padrino de la niña, así que quiere decir que me la llevo”, y entonces vivió con nosotros, pero cuando terminó la guerra, cómo ya estábamos tan precarios, tan precarios que no había para nada y la madre dijo que se quería llevar la niña, que mi prima tenía tres años más que yo, pues se la llevó cuando terminó la guerra.


... continuará

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