Los latidos de un reloj

Este reloj pertenecía a nuestro abuelo. Cuando fue asesinado y la familia tuvo que irse de Pinos Puente, quedó en manos de mi tía Lola y después de mi primo Antonio. Hace unos meses que Antonio decidió que fuera yo el depositario de este objeto tan querido. Hacía mucho tiempo que el reloj no andaba y lo llevé a que Eduardo, un amigo relojero, lo revisara y pusiera en marcha. Hace un par de días lo recogí, lo colgué, le di cuerda, empuje suavemente su péndulo, y el reloj comenzó a andar. Fue muy emocionante, fue como si el corazón de mi abuelo volviese a latir. Fue mágico escuchar sus campanadas y pensar que nuestra hija Abril escucha ahora el mismo sonido que escuchaba su bisabuelo José... 75 años después. Su memoria...
la nuestra, está también latiendo en este reloj.

No hay comentarios: